HISTORIAS DE UN AMIGO...

Ese amigo,
que contempla la luna
apoyado en la baranda 
de su estrecho balcón.
Esa luna, que es testigo silenciosa
de su soledad.
Esa luna 
lejana, que alumbra, 
con luz cenital
un rostro 
que esculpe
una húmeda lágrima.
Esa lágrima 
que abre una herida
sangrante y opresiva
que no deja olvidar
a esa persona
marcada a fuego 
en su alma.
Ese amigo,
que sintiendo la fría noche
en su piel,
contempla la luna
apoyado en la baranda 
de su estrecho balcón.

Puente de Segovia
de un Madrid
alumbrado por farolas opacas,
en el que mi amigo, 
asomado a su borde, 
comprueba su altura
pensando que todo
acabará pronto.
Ese amigo que valora
lanzarse a un vacío
de oscuras sombras.
-¿Qué haces?
Esa voz le frena.
-¿Merece la pena?
La ve, la sombra de su figura 
se perfila sobre el asfalto.
-He perdido todo. No me queda nada. 
Contesta él.
-Me tienes a mí.
-No te conozco.
-Yo bien valgo una vida.
La mira de nuevo.
Unos ojos bellos, sinceros
le convencen.
Ella le ofrece su mano
y se alejan.
Puente de Segovia
de un Madrid
alumbrado por farolas opacas.

Paisaje de sombras íntimas,
revuelto de sábanas blancas,
Se miran,
se acercan,
se besan.
Piel con piel.
Se acarician.
Pasión mutua
que les estremece.
Dos almas 
que se encuentran.

Mi amigo,
de nuevo vive y sueña...
Sueña que es
un albatros,
que vuela
sobre mares azules
hacia espacios infinitos.
Un albatros
que sortea
olas bravas
de espumas blancas.
Un albatros,
que viaja
entre fuertes vientos
que agitan las aguas
de un mar eterno.
Sueña que vuela
como un albatros,
hacia un mundo
de esperanza infinita.

Javier Sánchez











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